Semana 4 martes

“Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios.” (Mateo, 9, 13)

Mañana

Espíritu Santo, sos el alma de mi alma y el soplo de mi aliento. Iluminame, fortificame, guiame y consolame en este día de trabajo, para descubrir y vivir mi misión y proyecto de vida.

Que el ambiente competitivo del trabajo no anule la solidaridad y el encuentro con las personas. ¿Te encuentro en los clientes, te busco en los proveedores?

Regalame tu alegría, para que pueda aprender de mis errores y descubrir la fiesta de la vida, contemplando como todo se renueva y vuelve a nacer.  

Que por tu entrañable misericordia me visite esta mañana el Sol que nace de lo alto, para iluminar mi oscuridad en el trabajo y guiar mis pasos por el camino de la paz.

Quisiera ser instrumento tuyo y llenarme del Sí creador de María, siendo fuente de vida desbordante con quienes se relacionen hoy conmigo. 

Medio día

Jesús, Señor y hermano del camino, llename con tu luz para vivir en este día mis valores en el trabajo. 

Que ellos me atraigan y envuelvan de entusiasmo y no sea el “deber” sino su luz lo que me impulse a alcanzarlos, seguirlos y vivirlos en forma comprometida y alegre. 

Que pueda sostenerlos sin traicionarme, sabiendo que le dan sentido a mi vida y me constituyen como persona, aún en medio de las dificultades y los fracasos del trabajo.

Llevales paz y cobijo a quienes sufren dolores y privaciones en sus vidas, que les impide encontrar la esperanza y consuelo. Que pueda ser instrumento.

María, quiero levantar mi morada en tu corazón de madre y vivir mi tarea como ofrenda de agradecimiento por todos tus dones. Gracias.

 

Tarde

Madre, en esta jornada que se va terminando, me consagro y vinculo por entero a vos con todas mis fuerzas, mis dolores, mis ojos, mis manos y mi corazón. 

Me pregunto si reconocí a tu Hijo en este día …

¿Lo ví en los tristes, los desbordados de trabajo, los desorientados? 

            ¿Lo ví en el sufrimiento de los ríos que contaminamos?

                        ¿Lo ví en las largas jornadas que invaden el descanso?

¿Lo ví en los maltratos y exigencias desbordantes de muchos jefes?

¿Lo ví en la reducción desmedida de los costos … de personas?

¿Qué puedo aportar para no ser espectador?

                        ¿Qué puedo dar de lo mío …?

            ¿Qué puedo comprometer …?

Gracias María por acompañarme y sostenerme.

Quiero abrir mi habitación, cerrar la puerta y rumiar despacio y en lo secreto de mi alma, lo que tengas para decirme. Enseñame a escuchar.

Que se caigan mis máscaras y todo lo adherido que llevo y he sostenido hasta ahora, sin ser yo mismo y ha impedido mostrarme en mi trabajo con mi verdadero rostro. Que aquello que hace a mi originalidad y misión y para lo cual el Padre me creó, esté presente ante mis ojos y plasme íntegra mi vida. 

Gracias por tu alianza de amor.

Artículos relacionados

Semana 3 Lunes

“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.” (Lucas, 1, 46-48).