Viernes 24 de junio

“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.” (Lucas,1, 78- 79).

Mañana

Santificá Madre en esta mañana mi lugar de trabajo y transformalo en un santuario fértil y acogedor de santificación de mi vida diaria. 

Con alegría quiero sumergir y vivir nuevamente al Señor en mi alma y caminar mi auténtico camino, sabiendo, como dice León Felipe, que:

“Nadie fue ayer,

ni va hoy, 

ni irá mañana

hacia Dios

por este mismo camino

que yo voy.

Para cada hombre guarda

un rayo nuevo de luz el sol …

y un camino virgen

Dios.”

Quiero ser portador de Jesús en mi trabajo, despierto y vivo como el buen samaritano, que no tuvo prejuicios y abrió su corazón para acoger y atender a un extranjero, estando de viaje. 

¿Cuántos “extranjeros” me rodean Señor ? ¿Cuántas veces paso de largo por considerar que estoy “de viaje” ensimismado por mis preocupaciones ?    

Quiero estar atento a mis necesidades y a las de quienes trabajan a mi lado, a sus dolores, penas y dificultades. Que encuentren en mí un refugio y un camino de esperanza. Que pueda  acompañar, alivianando el peso de la carga, con alegría y fortaleza.  

Medio día

Silenciá Señor mi mente, mis voces internas,  pensamientos, proyecciones y prejuicios, para que pueda escuchar tu voz, en medio de la velocidad y la prisa de esta jornada laboral. 

Aquietá mi ritmo, mi pulso y mis ansias. Serename y dame la frescura de lo nuevo y la paz de tu compañía. 

Que no me oculte detrás de la agitación y la vanidad del dinero, para eludir la verdad profunda de mi vida. ¿Qué aporto Señor para que los bienes materiales sean un puente y no una distancia entre los hombres?      

Dame de tu luz para juzgarme con amor y perdonarme con misericordia mis faltas e incoherencias en mi vida y mi trabajo.

 

Tarde

Enseñame a vivir Madre cada día de tal manera, que pueda liberarme de mis egoísmos y ataduras; que mi desprendimiento me lleve a vivir ligero de equipaje pero atento a mis necesidades y a las de quienes me rodean. 

Gracias por todos los bienes recibidos en esta semana y particularmente por ……….. Dame reposo en tu protección. 

Te entrego todas mis luchas, desvelos y proyectos. Enseñame a ir más despacio, saboreando la vida.

Vuelvo a tu santuario, en donde me entrego sin reservas a tu voluntad y a la de la Santísima Trinidad. Amén.

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