Semana 2 Lunes

“Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. […] Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. […] Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5, 3-4, 6, 9).

Mañana

Señor, te doy gracias por el fin de semana que pasé, en el que pude descansar y encontrarme con muchas personas que quiero. Gracias por la vida y fuerza recibida este domingo, al poder encontrarme con la vida transformadora de tu cuerpo y de tu sangre. Gracias por tus regalos y por darle sentido a mi vida.

Quiero ofrecerte lo mejor de mí, para construir en lo pequeño el hombre nuevo en una nueva comunidad. 

¿Es demasiado, es muy ambicioso?  

Pongo en tus manos mi pequeñez y mi grandeza …

Llevame a descubrir ese hombre nuevo que lucha por vivir entre nosotros …

transformame para ser interiormente libre y vivir en plenitud mi trabajo … 

mostrame lo que reprimo y que muchas veces trato de compensar con otros mecanismos que me dañan y alejan de mi centro …

sosteneme en la oscuridad para darle un sentido profundo a mi tarea… 

llevame a ser alegre, contagiando esperanza y disfrutando de lo que vaya forjando con una realista voluntad de decisión sin caer en ilusiones incumplibles … 

alejame de la esclavitud a las formas … 

que no ahogue la vida que tienen las personas, por cuidar en exceso el orden y los esquemas … 

que viva vinculado y abierto, descubriendo nuevos mundos y formas de expresarlos, estando cerca de los hombres.  

Te ofrezco mis luchas, alegrías, logros y esperanzas de esta semana por este hombre nuevo que vive dentro de cada uno de nosotros …

Que mi entrega sea fructífera. 

Medio día

Madre, dame alegría en este mediodía, para llevar a mi trabajo un poco de luz y vida. Haceme instrumento tuyo para santificar el día con tu espíritu solidario. 

Enviale tu paz a los que sufren privaciones y dificultades y no pueden encontrar un sentido a sus vidas, entre tantos silencios e indiferencias. 

Que pueda romper los círculos viciosos de aquellas relaciones laborales tóxicas, que me dañan y contaminan, resignificándolas y trascendiéndolas.  

Inundá mi inconsciente con tu gracia y cobijamiento hasta lo más íntimo, para crecer y ser cada día, a pesar de mis limitaciones y egoísmos, un hombre más pleno y orgánico en medio del mundo.

Que te vea Señor detrás de los números fríos y los cálculos presupuestarios, en las ganancias y en las pérdidas. Que pueda evangelizar las metas empresariales del ejercicio económico.

Tarde

Señor, Espíritu vivo y vivificante de mi vida y la creación, te alabo 

en el repiqueteo de los tornos de las fábricas …

en las manos que ponen ladrillos y elevan paredes como un canto gótico que clama al cielo …

en los brazos que barren las calles, acariciando la superficie de la tierra para hacerla más digna, 

en el bullicio de la gente que corre presurosa hacia algún lugar …

Sí, te alabo Señor de la vida …

en el sentido hondo que todo trabajo tendrá en tus manos providentes. Gracias.

María, abrí mis manos, despertame para descubrir la fuente de paz que brota por tu presencia en el santuario de mi corazón. Llevame a ser contemplativo en medio del mundo y a vivir pleno de confianza con quienes trabajan junto a mí, delegando y compartiendo la tarea. 

Que mis heridas, incapacidades y limitaciones, que llevo grabadas en mi memoria, no anulen mis ganas de ser creativo y abierto. Transformalas.

Mostrame la puertas que debo abrir y las puertas que cierro por miedos y prejuicios. Que mi tarea sea fértil y abundante.

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“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.” (Lucas, 1, 46-48).