Semana 2 Viernes

“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.” (Mateo, 12, 25).

Mañana

Padre, te doy gracias por este día que despierta, en el que la vida resuena con mil acordes muchos insignificantes que me hablan de tu presencia escondida en los débiles e ignorados. ¿Me acerco a ellos, me acercan ellos?

Te pido me ayudes a sobrellevar la carga del trabajo con vigor y serenidad. Acompañame en el misterio de tu presencia silenciosa.

No me dejes caer en la tentación de usar a las personas como objeto para mi provecho. Que no manipule y deshumanice por la eficiencia y el éxito que persigo.

Que las urgencias no tapen lo importante que tengas para decirme y me quiten paz y tiempo para poder vivir más centrado, atento y vinculado a las necesidades y preocupaciones de quienes se relacionen conmigo. 

Que pueda despertar el gusto por la vida y la tarea en quienes trabajan a mi lado. 

Medio día

Señor, Espíritu del Padre y el Hijo, gracias por este rato de sosiego y reparo, que encuentro en la pausa del mediodía. Llename de tu confianza, para descansar trabajando.

Restaurame, llename de música y poesía. Ayudame a disfrutar mi trabajo, a encontrar el sabor y la sal de la vida en medio del caos y la violencia competitiva. 

Que pueda enlazar todas mis dimensiones  humanas, para darles un sentido  orgánico y totalizador y no vivir partido, como si tuviera varias vidas, según las horas del día que transito. Integrame en la diversidad.

Quiero descubrirte en las personas que trabajan junto a mi, y desentrañar qué me estás sugiriendo a través de los acontecimientos de este día con su turbulencia y desbordes. 

Te ofrezco todo mi ser.

Tarde

Madre, quiero en esta tarde  vivir más despierto, abriéndome para recibir otros tonos y melodías de la vida, escuchando las particularidades y originalidades que llevan los demás. 

Que pueda comprender y ponerme en el lugar de quienes tienen broncas y frustraciones por las injusticias laborales. Que lleve el milagro de tu esperanza escondida.

Quiero ser auténtico, conocerme y alegrarme por mi misión y todos los dones recibidos. Iluminame. 

Te pido perdón por los daños que puedo haber ocasionado a otros en mi trabajo, al girar demasiado en mi propio mundo y no estar atento a los demás. 

Haceme instrumento tuyo para aportar con mis tareas mi parte para la construcción del hombre nuevo en una nueva comunidad más digna y solidaria. Que el trabajo y sus frutos nos unan.

Te quiero dar gracias por esta semana de trabajo y en especial por los siguientes dones recibidos: ……………….. .. 

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“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.” (Lucas, 1, 46-48).