Semana 3 Miércoles
“Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.” (1 Corintios, 3).
Mañana
Padre, te agradezco por esta mañana llena de fuerza y olores de la calle, que me invita a buscar nuevos caminos y a llevar la buena nueva de tu amor a mi trabajo.
Que en la tarea de este día aporte posibilidades, no impedimentos, caminos, no viejas sendas, puentes no abismos.
Guiame a través de las rendijas, mostrame los recovecos que tengo que seguir, las luces que puedo encender. Llevame a la raíz.
Abrí mi corazón para que descubra que muchos de mis bloqueos se basan en suposiciones sobre los demás y mis propias interpretaciones limitantes. Que me cuestione mis modelos mentales y la comodidad que me brindan e impiden que salga al riesgo de la vida y trabajar, desafiándolos. Despertame !!!
Quiero estar atento a recibir la verdad que surja en mi trabajo; que ella penetre en mi afectividad, y pueda elaborarla en mi corazón todo el tiempo que sea necesario, hasta que se haga carne y se convierta en un don de tu amor.
Sacudí mi modorra y conformismo.
Medio día
Señor, llename de paz en este mediodía en el que puedo reparar mis fuerzas encontrándome con vos en medio de las presiones. Que lo urgente no me invada y contamine mi espíritu.
Ayudame a ser respetuoso del modo de ser de los demás. Que tenga confianza que en todas las circunstancias, surgirá lo mejor, aunque no lo entienda y me falte luz.
Que pueda ser sacramento de tu amor –que todo lo renueva y vivifica- y así encontrar otras vías para que en los conflictos de este día no existan “ganadores” y “perdedores”, sino caminos nuevos que nos lleven a una verdad superadora.
Guiame para aportar mi granito de arena para promover un clima de trabajo más creativo, sano y libre, en el que todos se sientan valiosos y vinculados en un proyecto común. Reconciliame conmigo mismo tal como soy.
Tarde
Gracias Padre por todos tus regalos, por la abundancia que he recibido en este día de trabajo. ¿Te descubrí en la brisa suave, o te busqué sólo en el éxito? ¿Mis objetivos laborales, los integré a la totalidad de mi vida, o viví desvinculando una cosa de la otra?
El Señor se me manifestó en quienes trabajaron y se relacionaron conmigo, trayéndome alegría y también el peso del dolor. Que todo llegue hasta tus manos de padre.
Lo que alegró tu mirada Padre, retorne a la fuente santa de gracias que brota de mi santuario laboral, para mi propio bien y de quienes la necesiten.
Te pido que mañana me ayudes a estar abierto, a escuchar tu voz en los acontecimientos del día que deba vivir y no me aferre a rígidas formas que limiten mi capacidad de vincularme con el corazón a las personas.
Enseñame a partir el pan y a que mi vida sea una Pascua.