Panel: “Viviendo la fe práctica de la divina providencia y la humildad en la vida del empresario”

¿Cómo integrar la espiritualidad y los valores cristianos en un entorno empresarial competitivo? Durante la Jornada Internacional CIEES 2024, tres empresarios compartieron sus experiencias en el panel “Viviendo la fe práctica de la divina providencia y la humildad en la vida del empresario”. Estuardo Lárraga, Manrique Gutiérrez y Ricardo Funari reflexionaron sobre cómo su fe ha moldeado sus estilos de liderazgo, demostrando que la confianza en la providencia divina y la humildad pueden generar culturas organizacionales basadas en el servicio y la colaboración.

Estuardo Lárraga relató cómo enfrentó el desafío de asumir una posición de alta responsabilidad en la Ciudad de México, lejos de su vida familiar y profesional en San Luis Potosí. Inicialmente lleno de temores y dudas, encontró claridad al reflexionar si estaba dispuesto a ser un instrumento de Dios en el trabajo. Esto lo llevó a aceptar su misión de humanizar el liderazgo corporativo, influyendo en las más de 5,000 personas bajo su responsabilidad. Junto con otros schoenstattianos, Lárraga adaptó los principios del Padre Kentenich a un lenguaje empresarial, fomentando el autoconocimiento, la coherencia y una actitud de servicio en sus colaboradores. Este enfoque permitió a su organización triplicar sus ventas en la última década y construir una cultura de colaboración basada en valores. Su visión se sintetiza en un círculo virtuoso: servicio, resultados y confianza. Para él, liderar con humildad significa escuchar, aceptar retroalimentación sin defensiva y buscar soluciones en equipo, siempre poniendo al ser humano en el centro.

Manrique Gutiérrez compartió cómo descubrir su ideal personal en Schoenstatt transformó su manera de liderar. Su empresa no solo busca generar riqueza, sino también impactar positivamente en la sociedad. “Sin riqueza no se avanza, pero la riqueza no es solo dinero; es valor que se crea para impactar vidas”, afirmó. Gutiérrez ejemplificó su enfoque con proyectos como la Universidad Invenio, que forma ingenieros para industrias tecnológicas en Costa Rica, y Recuperando Terreno, un programa que ofrece oportunidades educativas a jóvenes de comunidades vulnerables. Para Manrique, el equilibrio en la vida es esencial: dedicar tiempo medido al trabajo, la familia, los amigos y los apostolados. Resaltó la importancia de delegar y confiar en su equipo, permitiendo que otros desarrollen sus talentos mientras él se enfoca en inspirar y guiar proyectos de impacto social. “Medir el tiempo y el impacto es crucial para asegurar que nuestras acciones contribuyan a un propósito mayor”, concluyó.

Ricardo Funari describió la experiencia de llevar la fe práctica en la divina providencia al centro de su organización, Sincro, cuya misión es “ser como María, un signo de Dios en la sociedad”. Funari detalló un método de discernimiento espiritual que utiliza su equipo para tomar decisiones clave. Desde la selección de nuevos colaboradores hasta la elección de proyectos estratégicos, todas las decisiones se abordan con un proceso de oración, reflexión y evaluación ante el Santísimo. Un ejemplo fue el proceso para cambiar de oficina en Río de Janeiro, donde, tras enfrentar obstáculos y puertas cerradas, encontraron un espacio administrado por una orden religiosa. Este discernimiento reafirmó su compromiso de seguir la voluntad divina incluso en decisiones empresariales. Para Funari, la fe práctica implica confiar plenamente en que Dios proveerá los medios necesarios y guiará hacia el mejor camino, aunque no siempre sea el más evidente. “El diálogo con Dios nos recuerda que no lideramos solos, somos instrumentos de un plan mayor”, expresó.

El panel demostró que la humildad y la confianza en la divina providencia son pilares para liderar con propósito. Cada empresario mostró cómo estos valores pueden transformar tanto a las personas como a las organizaciones, fomentando culturas de servicio, empatía y colaboración. La experiencia de estos líderes subraya que el liderazgo cristiano no se trata solo de alcanzar objetivos empresariales, sino de construir comunidades sostenibles y humanas. Inspirados por la pedagogía del Padre Kentenich, invitan a los líderes a reflexionar sobre cómo sus decisiones y acciones pueden ser instrumentos para transformar el entorno con fe y humildad.

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