La humildad del líder

En la Jornada Internacional CIEES 2024, el Padre José María García reflexionó sobre la humildad como la base esencial para un liderazgo inspirado en valores cristianos, en sintonía con la misión de la Comunidad Internacional de Empresarios y Ejecutivos Schoenstattianos (CIEES). Desde esta perspectiva, liderar no es un acto de poder o autosuficiencia, sino un servicio que se fundamenta en la verdad, el vínculo con los demás y la conexión con Dios.

La humildad, explicó el Padre, es la base de todas las virtudes. Inspirado en las enseñanzas de San Agustín y Santa Teresa de Ávila, la definió como “la verdad”: el reconocimiento de nuestras limitaciones, pero también de los talentos que Dios ha depositado en cada uno de nosotros. En el liderazgo cristiano, esta virtud permite actuar con autenticidad y evitar liderazgos basados en la apariencia. Según la visión schoenstattiana, la humildad es clave para generar proyectos sostenibles que trasciendan a quienes los lideran.

El Padre García también reflexionó sobre el papel del ego. Señaló que el ego no es negativo en sí mismo, sino una huella divina que nos define, pero que debe ser educada. La humildad, afirmó, no implica negar el ego, sino transformarlo en una herramienta que fomente un liderazgo basado en el servicio. Esta transformación incluye reconocer que no somos autosuficientes y que necesitamos de los demás para crecer. Esto da lugar a un liderazgo más colaborativo y orientado al bien común.

En este contexto, destacó la importancia del organismo de vinculaciones, un principio fundamental en la pedagogía de Schoenstatt. Según el Padre García, la humildad se desarrolla en la relación con los demás y con Dios. Esta conexión impulsa al líder a actuar desde la verdad y a trascender sus propios intereses. Los vínculos humanos son esenciales, pues brindan un marco para crecer en empatía, confianza y sentido de comunidad.

El Padre también abordó los peligros de un liderazgo que carezca de humildad, como la tentación de la soberbia y la desconexión de la misión personal y comunitaria. En este sentido, subrayó la importancia de escuchar a los demás, valorar sus aportes y aceptar la retroalimentación con apertura. Este enfoque es fundamental para construir relaciones sólidas basadas en el respeto y la colaboración.

Finalmente, el Padre José María recordó que Jesús y María son modelos de humildad. Jesús, al definirse como “manso y humilde de corazón”, y María, en su Magnificat, ofrecen ejemplos claros de cómo liderar desde la humildad. Para el líder cristiano, estos valores son guía y referencia, no solo para su vida personal, sino también para sus decisiones profesionales y empresariales.

El mensaje central del Padre José María García se enfoca en que la humildad no es una meta que se alcanza de forma definitiva, sino un camino continuo que implica reconocer nuestras fallas, aprender de los demás y mantenernos abiertos a la guía de Dios. Este modelo de liderazgo busca transformar no solo al líder, sino también a quienes lo rodean, creando comunidades empresariales que reflejen los valores cristianos en sus acciones y objetivos.

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